13.6.11

La resignificación, la memoria y el discurso

A manera de introducción. Por Vianett Medina.

"B
ienvenido a Tijuana" no es un texto que se encuentre de inmediato al llegar a la frontera. En otras ciudades los recibimientos son permanentes y precisos. En el caso de las ciudades fronterizas, las bienvenidas son ambiguas e indican "México" en lugar del nombre de la ciudad que lo enmarca. La dificultad para nombrar afecta al reconocimiento: mucho de lo que habita la frontera es anónimo; esto incluye tanto criminales como benefactores y, por supuesto, también sus muertos. 
En la parte de noticias de este espacio en línea, atendido por el equipo del programa la maestría en Cultura Escrita, daremos seguimiento al ejercicio de nombrar y resignificar los nombres. ¿Qué se nombra y por qué se hace?, ¿cuándo y quién lo hace?, como parte del análisis histórico y político de la escritura que hemos emprendido en los trabajos de maestría.

Calles, edificios, apellidos: en la ciudad de frontera los nombres permutan con propósitos políticos. Aunque los cambios no son privativos de las tierras fronterizas, existe una tendencia conquistadora, "misionera", de bautizar la tierra que, en su inteligibilidad, es asignada como "tierra de nadie". En su libro Escribiendo desde los márgenes (Siglo XXI, 2009), la académica Ivonne del Valle explora la escritura de los jesuitas en tierras bajacalifornianas y explica su función colonizadora como medio de reconstruir la identidad jesuita. Según Del Valle (de cuyo libro en poco tiempo presentaremos una reseña) el ejercicio de escritura jesuita recupera la cosmovisión española de los misioneros, resultando un equilibrio de la pérdida simbólica relativa a su tradición y sus creencias. Hoy preguntamos: ¿qué tradición o creencia se refuerza cuando se pretende nombrar o renombrar la "isla" de estas tierras?

Queremos ejemplificar sin estancarnos en el tema ya común que trata de la reasignación de nombre de las vialidades, que se renuevan con apellidos de militantes de los partidos políticos. Mejor desviamos la pregunta hacia el tema de cultura y sus jerarquías. En el caso de la nueva cineteca –primera extensión de la Cineteca Nacional, que se construye ya en Tijuana– se posa por sí sola la pregunta: ¿a quiénes representa el nombre del famoso cronista fallecido en 2010? El cine, aunque se nuble un poco la visión, no está en ese escritor bien representado. Sí están, en cambio, las normas que conforman al personaje célebre por encima, incluso, de la historia del cine producido regionalmente o sus artistas. 
Si la frontera ha sido concebida como lugar para la desmemoria y el olvido, queremos que no lo sea. La promoción de la lectura y escritura es un pilar de la construcción histórica que está en camino. Las publicaciones locales van en aumento; no así la construcción discursiva. Mientras que las publicaciones se sostengan en el lenguaje publicitario, sobrecargado de clichés y de afirmaciones vanas, promovemos la escritura para el diálogo crítico. Discusión y comentarios: sean bienvenidos.

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